viernes, 19 de septiembre de 2008

Si el 6 fuera el 9

Hace un poquito mas de media hora que ya no es mas 18 de septiembre. Algunos quizás no recuerden la fecha, no deberia importarles demasiado si vamos al caso. Pero no puedo admitir que a mi me pasa algo similar.

Hoy (ayer, pero todavia no fui a dormir) se cumplen 38 años de la muerte de Jimi Hendrix. Volvamos hasta el final: luego de su ultimo concierto en Alemania, es encontrado en su departamento en un estado de completa nulidad. Se agitan varias bolillas al respecto. Barbituricos, pastillas para dormir, cocaina (que no era comun). La que mas me gusta escuchar es la mas mitologica de todas, siendo consecuente con la figura central: al parecer, Hendrix no estaba muerto cuando la ambulancia acude al llamado. Se dice que cuando los enfermeros entran a la habitación ven a un "nigger" desmayado aplastando a una mujer blanca, supuesta victima de una supuesta violación, por tanto los enfermeros dejaron al negro convulsionando en la cama sin saber de quien se trataba. Lo habrian dejado morir. Podia haberse tratado de una ironía racial mutando al realismo mas crudo como la muerte de Martin Luther King o de Malcolm X. No lo se realmente.

Llegué a el de manera indirecta. Cumplía deciseis años, año 2001. Mis viejos siempre fueron una equidad de energia amistosa. Siempre fueron gente con muchos allegados, demasiados para mi gusto personal. Pero en especial habian conocido a una persona que de alguna manera produciria una fractura en mi vida. Yo ya tenia en mi poder una Fernandes Strat usada que habia pagado $400 en un local de Talcahuano. Mis primeros acordes no habian tardado en llegar a un sonido enchufado ya que semana despues compré un parlantito Peavey de 20w por el mismo dinero en el mismo lugar. Era un tipo feliz, sobriamente feliz. Llegaba a mi casa y ensayaba acordes en quintas sacudiendo la cabeza como un desquiciado y puteaba a las dos horas por el dolor que me causaban los callos en los dedos. Pero todo eso estaba balanceado por la magnitud del hecho en general: tener una guitarra electrica y un equipo donde hacerla sonar.
Mis viejos no tenian una idea clara del rumbo que podia tomar la formula "hijo+guitarra+electrica+equipo+ganasdetenerunabanda". Yo tampoco la tenía, ni siquiera pensaba en eso. Pero todo llega a su determinado tiempo y llega de la manera mas extraña para nosotros.

Perdón, volviendo a las amistades y parentezcos, mis padres han sabido construirlas a partir de relaciones laborales. Afortunadamente supieron como romper esa barrera, esa relacion de mierda "comercio-comerciante-consumidor" y se han estrechado con diversas gentes. Sobre todo mi madre. Ella, aunque lo niegue, es la mas social de los dos. Desde el año 94 ha sabido manejar con inteligencia y criterio de detective una libreria en la circunferencia de las calles Pueyrredon, Ituzaingó y Las Heras. Desde que pude ejercitar mi razonamiento, la libreria fue el centro de convenciones vecinales desde siempre: colegios, clubes adyacentes, el vivero, etc. Siempre habia gente y siempre habia algo de que enterarse. Claro, Marga, estaba siempre ahi, dispuesta a socializar con quien carajo se le cruce por delante, a tal punto que ya para el 2002 habia consumado un grupo de gente, casi como una cooperativa, que se reunia de tanto en tanto. Entre ellos estaban Juan y Nelly del vivero, Juan y Patricia del almacen y Anita y Daniel, vecinos del barrio. En mi caso, era muy pendejo y no estaba acostumbrado a asistir a los tipicos asados de amigos de mis viejos, tipicos sabados a la noche donde uno se puede rascar tranquilamente las bolas en su casa. Pero un dia resigne y me dije... "voy". Asado en lo Daniel y Anita.
Daniel es nacido en Uruguay. Debe estar pisando los sesenta en este momento. Si se enterase que yo lo estoy tildando de viejo me aporrearia a palazos, pero se que no es asi. Tiene el espiritu de un hippie de la mas pura cepa woodstockense que se puedan imaginar: pelo blanco, barba y bigote blanco, whiskey y etiquetas de habano por doquier (y de vez en cuando algun que otro porro).
El asado se hizo en lo que es la antigua casa (o la primer casa que yo conocí de ellos) de Daniel y Ana. Casa con patio adelante en la puerta de entrada, un perro que por momentos molesta y por otros se torna compañia y rejas. Luego un living bastante calido con sillones y un equipo de musica con sonido estereo que desde movida me prendio fuego la cabeza. Creo que era un Philips con ecualizador independiente con cassettera, control de volumen, ecualizador y reproductor de vinilos. Como el equipo era viejo montó un reproductor de CD comunardo para combatir la supuesta novedad de la musica en formato compacto de 80 minutos. Pegado al aparato un mueble cargado de discos de todo tipo y todo estilo. Piazzola, Pugliese, los Peppers, Marilyn Manson, Santana, B. B. King, Clapton, Pink Floyd, Zitarrosa, Roos, el negro Radá, Cadillacs, Yes, Rush, Zeppelin, los Shakers y puedo seguir porque me acuerdo casi fotograficamente, como una maldición o una brujeria. Para mi tal asado no existió porque me senté en un sillon del living y me puse a investigar todo lo que tenía en materia musical. Desgraciadamente ese "todo" es de lo mas relativo que puede mencionarse ya que estuvimos unas cuantas horas. Pero escuché todo lo que pude, desde tango y candombe hasta heavy metal y funk. Riffs rabiosos y armonias menores, psicodelia y zurdas rioplatenses. Quedé encantado, estupefacto. Ya habia conocido el rock, ya conocia algunas banditas, habia ido a algunos recitales, pero era ingenuo dentro del genero, blando, tenia vergüenza.
Ahi imagine, o crei saber que eso era lo que me interesaba, queria saber con seguridad que el rock despertaba una parte del cerebro que a veces está eternamente dormida. Pero todavia no sabia que eso existia realmente o que era posible llegar a ese absoluto nirvana musical.
Pasó el asado, terminó la noche y el tiempo hizo lo suyo con mi cabeza dias y meses despues. Llegó el cumpleaños y en el salon habia poca gente. Realmente ya le estaba perdiendo el interes o el desencanto a los cumpleaños. En eso llega Daniel con Ana saludando a todos, siempre con una sonrisa en la cara, nunca te la podian negar, no eran ellos sin esas sonrisas. Los veo, me acerco, saludo y los abrazo. "Campeón, feliz cumpleaños. Esto es de parte de la petisa y mio." Textual. Un paquete medio rojo con unos ribetes azules sin moño. En la tapa habia un personaje nuevo, una figurita imposible en un paquete regalado. "Stivie Ray Vaughan and Double Trouble" acusaba. Mire extrañado, pero convencido de que ese disco era el primero de los pasos hasta algo mas grande. El cumpleaños se hizo humo y duró para mi menos que segundos. Llegué a mi casa y me interné en la pieza de mi hermana a descubrir que es lo que traia ese regalo consigo. Una lista de diez exitos resumio a Stivie Ray con energia. Siempre, pero siempre que lo recuerdo destaco una sola canción en todo el repertorio. Esa cancion me quitó el aire durante 7.15 minutos. Tenia excusa para poner el dedito en el "repeat" una sola vez y que esos siete minutos se transformen en horas. Little Wing, carajo. Que dulzura, que veneno que tenia esa canción. "Eso es alma", repetía. No podia haber algo asi creía en ese momento. Tenia que ser ese el camino unico. Pero claro, la curiosidad mata al gato, dicen. Saco el librito de su caja y empiezo a revisar cautelosamente cada letra y cada agradecimiento. Y por ahí, en de esas que se te piantan seguido, encajé el ojo en un nombre y un apellido. Ahi se presentó el solito como autor de esa maravilla sonora. Siempre mudo y manco para mi en ese momento. Stivie Ray tuvo un maestro, maestro de muchos otros. Ese flaco de mierda embebido en un triste disfraz de pirata, con una barba de dias, un pelo que le crecía de la cabeza en cantidades enfermantes. Ese cuerpo transpiraba magia, una magia que se te metia por todos los putos poros y te ponia el cerebro en una sarten con aceite hirviendo. Era pendejo, creo que aun hoy lo sigo siendo y de golpe llego la hora de madurar auditivamente, casi a la fuerza, pero con gusto, preparando cuerpo y mente. Busqué por todos lados un disco de el y la suerte no me acompaño por un tiempo hasta que desistí de seguir. Paciencia. La espera pago con creces y al poco tiempo me llega un compilado de discos en formato comprimido. Axis: bold as love. La version orignal de Little Wing a la vuelta de la esquina. Ya no era el manco mudo de aquella vez. Habia tomado una forma absolutamente absurda, impensada para mi. Un chaman vudú, un aborigen con una viola colgada al cuello, preparando una pocion y yo debia beberla. Una lirica increiblemente volada que condimentaba el brebaje. Una sutileza por sobre todas las excentricidades y virtuosidades. Los parlantes seguian escupiendo notas y notas y ya estaba prendido a eso. Despues vino Monterey, Wight, Woodstock, Electric Ladyland, algunos que otros temas. Todos encajaban perfectamente en mi idea de Hendrix. Noel Redding y Mitch Mitchell, Billy Cox, los Monkees, Kramer y Chandler, Band of Gypsys, Little Richard, Ottis Redding, First Rays of the New Rising Sun, el Café Wah, los Who, todo tan lejos de donde estoy. Tan lejos en el tiempo. Pero esto de la musica funciona asi, es una maquina del tiempo portatil: te mete adentro de un tubo, un caleidoscopio de colores interminables, imagenes desenfocadas de una epoca que no me tocó vivir, pero la que puedo atravezar con el simple relajar de los parpados.
Ya es 19 de septiembre y se hace un poco tarde, sepan disculparme, estaba besando el cielo.

martes, 16 de septiembre de 2008

To Ricky (1943 - 2008)


God speed Ricky, death took the greatest history with you,
thursdays, midnights, smiling at you, being thankful.
Those thursdays were great gigs in the sky, everyone of them.
Now, they are yours, all of them.
Maybe, you can take me with you, and we could smile to those
happy days again, those thursdays midnights, those great gigs
in my sky.

lunes, 8 de septiembre de 2008

Carta para leer en dos segundos

Amiga:

Pensaba en escribirte de esta manera que se usa ahora: lenta, pausada, pensada, signficante. Debo decirte, sincerarme, solo tengo dos segundos.
Al principio pensaba en diagramar esta empresa dictada mentalmente en varias fracciones de segundo para sacarte de la molestia y no tener que someterte a una lectura voraz. Pero no lo pude conseguir, solo tengo estos puñaditos de arena sin reloj para contarte que no tengo mas remedio que apurarme y relajarme a la vez: dos segundos es mucho tiempo acá.
Dicen que se puede, con años de adiestramiento visual, contemplar la palma de la hoja de un libro y ubicar solo algunas letras, de las tantas imposibles y vivientes, para entender de que se trata todo esto. Es el dia de hoy que practico frecuentemente con cosas que no me interesan; diaros viejos, revistas de deporte, lectura vacia y de poca contemplación. ¡Qué paradoja tan humilde! Deberias empezar a ahorrarte tiempo, ya habrán pasado trescientas milesimas de segundo y no contamos con demasiadas de ellas.
No te presiones, queridisima. No hace falta correr tras las oraciones para saber de que te estoy hablando. A tí tiempo te debe llover desde el techo de la pieza, estés donde estes y yo solo tengo, entre dia y dia, pocos minutos para aprovechar el sueño. Si de opciones se tratase, iria tras esa huella que dejaste en este poco iluminado living, hogar de unas historias insolitas nuestras, tan largas ellas que envidio el lugar que han podido ocupar en esa fraccion de nuestro... ¿Comó decirlo? ¿Momento?
Si tenes un momento para detenerte no te lo recomiendo. Pausada, pero no abusivamente, devorate lo que falta para decir, si no antes esperar a que el tiempo deje de correr y permita que yo siga escribiendo.
Las manecillas del analogico me amenazan golpeando el cuarzo. Me avisan que ya se acabaron los segundos, asi que solo resta despedirme.
Lento abrazo para los que disfrutan de un calido ritmo sin espacios.
Ahi te estaré esperando, cinco menos diez, y faltan algunos minutos.

¿Hasta pronto?