lunes, 12 de noviembre de 2007

Ruido de mediodia

Un sabado me encontró recostado,
sabado con ruido de mediodia,
con aroma a tiempo,
con intencion de recuerdo.
Con la llegada desesperé,
una bofetada,
ni agua para despabilarme.
No hacia falta un retrato
para reconocerte, siempre diferente
en formas, como te recordaba.
Ya hacia un tiempo que no te veia
o te imaginaba recostada en ese sillon
con un cigarrillo prendido,
el cañon que apuntaba a preguntar,
apuntaba al pecho, a discrecion.
Pero aca no hay metafora que valga,
si esto es realismo. Pero
la metafora que creamos nosotros es la que nos
combiene, la que nos gusta, en la que
nos sentimos comodos, la que admitimos
y luego recibimos sonriendo timidamente.
El beso es la herramienta del recuerdo, la ironia el verbo,
nosotros un adios presente y constante.
Y estoy alegre de ello, porque ambos estamos
de acuerdo.

Sin titulo II

Para romper a llorar no hacen falta mas que un poco de agallas. Es cierto que siempre los sucesos mas felices y los menos felices son los que activan los edificios oculares y esas represas rompen sus paredes, así dejan salir el agua. Por un segundo puedo pensar en que tenes una fuerza que puede provocar eso: meterte en los ojos y rasgar la piel, sacar las lagrimas a los apurones. Como deseo que te pase lo mismo, que aprendas lo mismo que aprendo yo cada vez que me siento un estupido o cada vez que me haces sentir un estupido. Que alguien con tanta agilidad (o torpeza) pueda arrancarte de la cara un poco de vida. Que te haga darte cuenta que los platos rotos no los paga uno, sino que los pagamos entre todos los que te rodean. Pero eso seguramente a vos no te importa, siempre es la semana siguiente, y ya me estoy quedando sin tiempo en la billetera.
Por suerte, existe una voz en el telefono que de vez en cuando me visita y me hace acordar que no estoy solo y me centra en medio de una canción, una canción que se puede escuchar, también, de a dos.