domingo, 29 de junio de 2008

Dos ambientes


En esta casa, hoy no hay nadie. En esta casa, la que yo ocupo, no hay nadie. Las paredes están pintadas de blanco con algunos cuadros colgados de obras póstumas, falsas seguramente porque no nos alcanza el dinero para comprar un verdadero Rivera, o un Picasso, como el que está en la antesala del baño. En mi cuarto tengo un Xul Solar, y tampoco tengo dinero para obtener el verdadero. En mi casa no hay nadie; en realidad no es mía, es de mis padres, pero ellos no saben quien soy yo luego de que todas las habitaciones están vacías. Ellos no me conocen, no indagan o no quieren imaginar. Cuando en mi casa no hay nadie, yo soy un aventurero y quizás ellos no quieren dar con esa persona a la que no esta acostumbrados a ver: aquel quien escarba cada rincón de los ambientes y rescata recuerdos a lo pavote, dolorosos ellos por demás, pero también los hay felices y victoriosos.

Mi casa tiene paredes blancas, con cuadritos pequeñitos que me interesan, verdaderos pintores. El aventurero avista cada vértice entre el techo y la pared. El cielorrazo también es blanco y de el cuelga un fantástico ventilador derrumbando, históricamente, toda teoría de la gravedad. Estuvo durante mas de 12 años en el mismo lugar, siendo su tarea tan reiterativa pero siempre agradecido el. Mi papá siempre le engrasaba el motor y mi mamá le limpiaba las paletas, que por cierto son de madera, falsas ellas cuatro. Rivera no podría distinguir de la falsedad de la madera, ni del esfuerzo de mi madre por subirse a la silla a limpiar las paletas del ventilador. No podría ni aunque fuese un cuadro autentico y se robara todo el esplendor en una porción de pared. La silla, la cual mi madre usa como escalera, también es de madera. Algarrobo, dicen. Al igual que la mesa del comedor. Los brazos del ventilador, las paletas, no se si serán de algarrobo... ¿Serán falsos aquellos omóplatos laboriosos de la temporada veraniega? Rivera no podría distinguirlo, ni Picasso.

El aventurero es un ser inquieto, incesante, pero por sobre toda las cosas es paciente. Se sienta en el piso frió, descalzo él, con el televisor encendido. La mesa del televisor también es de madera, seguramente será de la misma familia que la mesa del comedor y las sillas en su conjunto. Que simpaticamente terrible es pensar que la madera pueda sentirse en familia luego de que ha sido desgarrada, mutilada, de su lugar de origen. Pero, el falso Rivera no podría darse cuenta de ello, ni siquiera ese Xul Solar en mi pieza, donde la madera abunda. El aventurero es cruel con el lugar que habita, reniega de lo que ayudó a construir, y lo utiliza dándose placeres insignificantes pero biologicamente necesarios: desayunos, almuerzos, meriendas y cenas.

Ahora las paredes han cambiado de color, amarillas, con un dejo de vejez o antigüedad. Quien diría que en las paredes se esconde la edad o la historia que vive en nosotros sin siquiera dejar jeroglíficos para entretenerse. Pero esa es la tarea del aventurero: romper con la idea de que lo que está ahí es lo que se conoce y punto. Romper las paredes, atravezar la historia y hacerse con todos los recuerdos posibles. Mientras Rivera y Picasso me miran, agarro las herramientas y le doy un piquetazo a la pared de la cocina. Los pedazos de mampostería y revoque hacen de la escena una perfecta sincronía: como si no existiese el cielorrazo, pedacitos de pared caen desde arriba mojandome el pelo y los hombros. Una lluvia de mentira pudo alegrarme el día. El ventilador asombrado, agita sus manos en círculos. Las mesas y las sillas solo son testigos inmobiles de la hazaña. La misión del aventurero en su casa estaba tomando formas insospechadas, hasta que cae en cuenta de que ese lugar inhabitado no le es propio. El comedor ya no es lo que era. Ya no existe el tal Rivera en esa pared. No me puede mirar con esos ojos que tal vez eran falsos o verdaderos, no lo se. Un solo ojo de vidrio era suficiente para el. Una casa destruida no es la misma mientras habitan recuerdos tirados en el piso como cachos de pared amarilla, vieja, antiquísima.
La misión del aventurero concluye en este lugar, sentado en el piso frío de la cocina, pensando si hay algún cuadro falso en las paredes del living.

domingo, 22 de junio de 2008

Los Caballeros


Los caballeros no son aquellos
quienes ante
un zapato de taco
inclinanse
en reverencia,
besando el suelo,
una caricia de respeto.

No son ellos, bien vestidos,
encajan en sus trajes,
sus medias,
algodón negro,
y cuero sin remendar.

Tampoco son quienes
cabalgan en dolares
forjados de acero,
incorruptibles varones,
democráticos peatones,
caballeros, ellos siempre
rectos, ellos.

No amerita alegoría
alguna, el caballero moderno,
un insulto no existe
en su boca,
ni en su paladar,
perlas de plástico.

Caballeros son los que
olvidados en el taburete
incomodo, pasajeros sin tren,
recogen
un despido por la puerta,
puteadores anónimos,
decidores de realidad,
fieles a su leyenda
de antigüedad.

Madrugadores
de extensas calles,
periplos de cartón,
caballeros valientes
contra las miradas
de aquellos mentirosos
gallardos, hidalgos
con chequeras como lanzas.

Caballeros sin rencor,
sin venganza.
No olvida
a quien lo señala.
Caballeros que recuerdan
siempre de donde vienen,
aquel taburete incomodo,
pasajeros sin tren.

martes, 17 de junio de 2008

Girl from the North Country - Bob Dylan


Well, if you're travelin' in the north country fair,
Where the winds hit heavy on the borderline,
Remember me to one who lives there.
She once was a true love of mine.

Well, if you go when the snowflakes storm,
When the rivers freeze and summer ends,
Please see if she's wearing a coat so warm,
To keep her from the howlin' winds.

Please see for me if her hair hangs long,
If it rolls and flows all down her breast.
Please see for me if her hair hangs long,
That's the way I remember her best.

I'm a-wonderin' if she remembers me at all.
Many times I've often prayed
In the darkness of my night,
In the brightness of my day.

So if you're travelin' in the north country fair,
Where the winds hit heavy on the borderline,
Remember me to one who lives there.
She once was a true love of mine.

lunes, 16 de junio de 2008

Regresion

Hoy, sin querer, tuve una pequeñisima regresión. ¿Por qué digo sin querer? Porque a veces me pasa que debería estar en otro lugar, en otro momento indicado. Por suerte esto no es una constante en mi, no lo es. Tampoco dejo que lo sea, sino viviría pegandome susto tras susto y no saldría de la posición horizontal que tan hermosamente adorno en mi colchón.
La regresión, por mas pequeñisima que sea, está. No es una cuestión infantilista... "Vuelvo a mis 7 años, y en mis cortos y crotos 7 años hacia tal y cual cosa". No. Creo fielmente que se puede tener regresiones siendo casi adulto. Tantas de las cosas que me causan gracia es ser 'semi adulto'. Pero no me voy a detener aquí, el terreno de la semi adultez es un lugar bastante complejo para manejar siendo semi adulto. No me detengo aquí porque me es cómodo seguir hacia a cualquier lugar. No quiero detenerme en mi, pero de esto se trata un poco la cuestión regresiva.
Hoy conocí a alguien. No se como es físicamente, ni estuve predispuesto mentalmente a imaginarmela. Quizás mas adelante, cuando me lleven en su lomo los días, alguna que otra imagen puede ir construyéndose sin ser una incógnita. Pero si conocí sus pensamientos, lo que puede sonar absolutamente cliche. Evidentemente no lo es. No es un cliche de persona. Ella se autodenomina diferente, lo cual es cierto, y por lo tanto admiro. Esta no es una descripción perfecta, ni lo será: estará incompleta durante mucho tiempo y esa construcción de la incógnita quizás nunca pueda terminar de armarse. Un rompecabezas que junta polvo en cualquier placar de cualquier casa. Ese alguien me generó automaticamente un recuerdo. Un recuerdo de otro alguien a quien en un pasado no muy lejano conocí. De una manera similar, tan similar que asusta. No tendría que dejarme llevar por estas cuestiones tan superficiales de como es cada quien y que se yo, no debería. Pero el avasallador puño regresivo golpeo en donde mas duele y me dejo tendido largo rato sin saber como carajos podía reaccionar. Esa pequeña cosa del pasado me juega, nuevamente con otras cartas, otros colores, otras cosas para decir.
Según los cánones de la psicología moderna (o actual) la regresión es un mecanismo de defensa por el cual el individuo se ve sometido a "regresar" a etapas de maduración en un contexto de niñez, como también a momentos de angustia y tristeza. También la regresión es una practica que adoptan quienes utilizan la hipnosis como herramienta psicoanalitica.
Según mis cánones, regresar hacia una etapa triste e inmadura es ejercer autocritica. Autorepararse, plantarse frente al problema, resolverlo con las herramientas que nos da la supuesta experiencia. Ser nuestro propio laboratorio físico-mental.
Ahora me toca atar todos los cabos sueltos, todos ellos juntos, bien atados, sin que se escapen. Esta persona me hizo volver, sin querer, un año o dos años atrás, me hizo volver a otra persona de la cual ella no tiene idea de su existencia. Ella no quiso, no sabia, no tiene por que esperarselo. Casi como un chiste sádico fue habernos encontrado sin encontrarnos en absoluto. Y eso me disparó una duda. ¿Por que será tan hija de puta esta burbuja llamada vida que nos separa, nos diferencia y nos pone tan alejados los unos a los otros? No puedo concebir la burda idea de que somos demasiados y en esa demasía está ese personaje que nos hace pertenecer. Todo este tiempo no me ayudó para entenderlo y dudo que hoy lo entienda. Pero por lo menos pude rescatarme de la regresión sacando una mano hacia afuera de estas arenillas rápidas sin siquiera ahogarme.
Los cánones de la ciencia no existen porque hay hechos que lo prueban. Existen porque nos movemos junto con ellos, los justificamos completamente siendo quien somos, viviendo como vivimos. Ni sabemos que están ahí afuera. No nos interesa traerlos a colación en un matrimonio, por decirlo de alguna manera. Acechan a quienes están descubiertos, sin refugio alguno. Hoy me tocó a mi, y sin hipnosis, pude volver.

martes, 10 de junio de 2008

Exodo I

Ya te fuiste.
Y en verdad sabias que no podia decirte nada.
No nos sentamos en la plaza por ultima vez,
ni intercambiamos familias por un rato,
ni jugamos a entendernos bien,
vos sabes como es esto.
No hicimos eso
que vos con tan poco animo llamas coger,
y yo con la ilusion que me sobra llamo amor.
Ni nos prendimos un pucho despues de eso.
Eso que tanto nos divertia.
No nos reimos mas porque ya te fuiste,
y porque no se que decir despues de ello.
Me rio de lo que no digo. Como un nene que aprende de lo nuevo.
Me rio otra vez.
Me rio porque el café no se toma solo. No yo solo. Ni el vino, ni la cerveza.
Asi es, asi es tan dificil de entender, que te vas de mi.