martes, 4 de agosto de 2009

No se puede no decir nada, menos cuando se llega a una determinada distancia. Pero en realidad nunca se llega: esa maldita linea una vez que nos ve que estamos a pocos metros de alcanzarla se corre. Entonces no hay como medir esa distancia. Los ingleses jamas podrán inventar tal instrumento, ni podrán salirse con la suya alzando reyes al aire que propongan nuevos sistemas de medición, tal como lo hicieron con las pulgadas y los pies. Tal vez me equivoque, y aquellos cerdos que se la rebuscan para medirse constantemente han sido otros, quien tenga el valor de corregirme puede irse al demonio- seguro tendrá razón-. Es hora de levantar la vista y divisar la nueva linea. Trescientos sesenta y cinco veces mas allá, levantar la vista y mirar.

4 comentarios:

Sheeba Baby dijo...

Eso a veces no es tan fácil, y suele alejarse tantos pasos como yo me acerco. Besos.

Andrea dijo...

yo por las dudas no arriesgo ninguna corrección en defensa de los ingleses. Eso sí, si sirve de algo (mal de muchos...) maldigo los relojes y el paso del tiempo. Si no lo midiéramos, seríamos libres de él?

AAAAAAAAA dijo...

No creo que fuesemos libres por no medir, si seriamos libres con una buena porcion de Troskolate por las mañanas, el chocolate sovietico que alimenta a la verdadera humanidad
pase y compre por El Marxikiosco mas cercano


me fui de mambo no?, bueno me quede con las ganas con el tema, abrazo Gran J

J dijo...

Una buena porción de Troskolate todas las mañanas nos acerca, cadenciosamente, a la revolución obrera del desayuno.

También probá "Batroska"! El chicle con sabor a vodka que te pone de la gorra y te alcanza el rifle de asalto Kalashnikov!