martes, 6 de octubre de 2009

Cotidianos
zapatos húmedos por la lluvia.
Un puto cigarro apagado
y me cago en esta vertical marea.
Esta tonta cortina descendente.
Esta vieja madre transparente.

Tus espías de baldosa floja.
Tus amantes de calles rotas.
Tus peligros de baches llenos.
Tus aviones de plumas grises.

Tus ambiguos embotellamientos.
Tu sol aún no mojado.
Tu presa del miedo.
Tu grito azul desesperado,

a kilómetros de tiempo.

Tus botas de hule olor a barro.
Tu saco empapado.

Tu té.

Tu voz.

Tus vidrios empañados.
Refugios improvisados.
Romances detenidos

y congestionados.

Tus fotos de París,
Londres y Buenos Aires,
húmedos y blanquecinos.

Pisos necios y resbaladizos
con medias de dos colores
y rombos borravino.
Cafetines espesos

y sopas pedregosas,

muertos los paraguas
en los cestos.

5 comentarios:

Sheeba Baby dijo...

Saludos JOr

Andrea dijo...

me encanta. Es un exceso

Sol dijo...

Pero es de esos excesos que no hacen mal, no?

Andrea dijo...

No hay excesos que hagan mal!! (Oh si?)

J dijo...

Que linda sucesión de comentarios.