lunes, 4 de mayo de 2009

Prefiero las sorpresas que
no llegan
en bonitos envoltorios.
Aquellas que se
desenvuelven
como (con)
moños
tienden a
enredarnos
de manos,
de pies,
de ojos,
de boca,
de nariz,
de oídos.
De idea,
de espíritu.

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