viernes, 30 de abril de 2010

Hace unas cuantas horas (todavía era de día) me llegó un muy bonito ejemplar de una peculiar selección de poesías y escritos, llamado Pajaros Rojos, de Graciela Pernas Martino. Ella es nacida en la Ciudad de La Plata en el año 1955, donde vivió y practicó infinidad de actividades hasta entrar en la Facultad de Arquitectura de la misma ciudad.
Luego, en marzo del 1976 se radicará en Buenos Aires junto a su marido, Julio Poce, después de que el recibiera una amenaza de muerte por parte de la CNU (Concentración Nacional Universitaria) mientras cursaba cuarto año de Medicina. Meses mas tarde, ya por octubre, la nefasta dictadura militar los encontrará y secuestrará en su casa de Buenos Aires. Fueron vistos por ultima vez en el centro de detención clandestino Proto-Banco y en el Pozo de Banfield a fines de 1976.

Aquí les dejo algunos escritos de ella...


Canto elevado de gargantas cerradas
que envuelven a diario
un grito ahogado
Perfiles, rostros borrados, gente
que se jacta mandando a otra
que se hunde y se va
No basta un apreton de manos
si no sirve para salvar


---------------


Una risa en el alma


que sale y escupe una lágrima


Unos ojos que tiemblan por otros


y lloran por otros y no sienten nada.



---------------


  Pintaba pájaros rojos
rodeados de fuego
que buscan cielos azules
los cielos, lejos...
Pintaba pájaros rojos
que se parten en el cielo,
y él se partía con ellos,
que juegan con el tiempo
y el jugaba con ellos.
Pintaba pájaros rojos
rodeados de fuego
que buscan cielos azules,
  primaveras
y él buscaba en ellos
  ayer,
el viento se los llevó bailando
  lejos,
ellos no fueron
  Hoy sobre las baldosas
muchos pájaros rojos
buscan cielos azules
rodeados de fuego.




----------------




Que un millón de hombres griten a la vez y con sus manos abiertas
rompan los barrotes humanos que encierran a los animales de sí
mismos.
Que se muerdan los labios con los dientes cargados de rabia. O que una mano escriba lo que no puede decir haciendo su propia sombra en el papel. Que las vibraciones de la batería de un corazón haga temblar los vidrios o que se tire un hombre como si fuera un balde del sexto piso.





----------------



Alguien pasa, mira y piensa:
pobre
baja la vista a la vereda y sigue
Pero esos ojos de la ventana
esperaban
que se parara y le respondiera
con la misma mirada.
Esas rejas verdes
y un humo blanco
además de todas las paredes
no la dejaban sola

No hay comentarios.: