lunes, 7 de mayo de 2007

Breve relato de los dos, o los tres


Dos o tres, en un jardín teñido por flores verdaderas, sanas, limpias. Sentados en posición india, la mas cómoda posible. Los dos o tres, esperando a que una generosa ráfaga de aire se cuele entre las comisuras de los dedos.
Dos, o en este caso, posiblemente, tres, con ropas opacas, marrones y grises, que combinaban con el sabor de un mate amarguísimo.

Los dos o los tres, ya con los ojos bien abiertos, mirando en círculos, moviendo los labios, jugando a que los demás podían saber de lo que nosotros hablábamos. Jugábamos los dos, o tres, a esconder el secreto único, rabioso, incontenible. Pero en fin, era nuestro secreto. Era jugar a que era nuestro, a no decirlo, a incitarnos, a probarnos a ver quien era el mas sensato o el mas valiente, la mas callada, etc. Nos divertíamos conlas payasadas que uno de nosotros hacia por temor a la muerte, por temor a esa muerte sola, sin gracia ni relativos. Pero éramos insolentes, inocentes, y las desgracias que eran el mal del mundo no tenían nuestra velocidad, ni nuestra paciencia. Nosotros dos, o podriamos decir, tres, arriesgábamos algunas noches para poder vernos, para hablar de cualquier bobada, siempre en el mismo lugar. En ese sendero, ese jardin teñido de flores, de pinceladas rectas, justas y certeras, adecuadas a nuestro animo del dia, o momento. Porque no siempre fuimos gente que reía por reír. ¡Que cosa que añoramos!


Era en el jardín, donde los dos, o tres, confesábamos que lo mas extraño de nuestras vidas fue conseguir un trabajo decente, que nos provea de lo mínimo indispensable. Que nos deje almorzar en paz, perecer a la tarde antes de salir, y llegar a lo que nosotros llamábamos hogar. También confesábamos que era extraño, como nuestras vidas, el hecho de que podíamos enamorarnos y que otra persona conecte esa parte restante para poder construir una relación. Era muy extraño, porque de hecho nos teníamos los dos, o los tres, en fin. No creíamos al amor una herramienta útil para nuestras vidas, por lo tanto nos desenamorábamos bastante. Esos debates inconmensurables entre mate y mate, sorbo y sorbo, nos hacia sentir importantes. Como grandes pensadores del aburrimiento que fuimos. Como rutilantes halagadores de nosotros mismos. Inocentes nosotros…


Así pasábamos el día, la tarde o la noche. Divagando sobre lo interesante que era divagar y sobre como sentirse un completo idiota frente a ello. Pero que idiotas fuimos en ese entonces, que nos creíamos libres y felices. Mas aun, nos creemos libres y felices, por lo tanto, la idiotez debe ser un complemento extra de esa lógica. Pero no nos importaba igualmente. Eran nuestros días, tardes o noches en ese jardín. Nosotros dos, o tres, nunca lo supe bien (o nunca me has querido contar). Éramos como un amor inútil pero necesario. Como ese trabajo conseguido y no muy duradero del que hablábamos antes, que también era inútil, pero necesario. Ese tipo de cosas, nos daba vida. Así éramos nosotros, los que esperábamos que el milagro del aire apagase la luz y nos mandase a dormir. Así nos conocimos los dos, o los tres, esperando que, en el mismo lugar, en el mismo jardín, alguien de algún lado nos acose con un alfiler y nos rompa esa nube que teníamos como obstáculo. Así fue, sentados, esperando. De una manera muy simple, como diciendo: “-éramos dos, o tres, en tal caso, no se.”





*ume

(Dissclaimer: La imagen ("Los tres musicos" de Pablo Picasso) no hace referencia, ni tiene relacion directa con el relato, solo es una debil representacion de la cantidad y las ganas de poner una linda foto.)

4 comentarios:

Marcos dijo...

Se hace entretenido leerte, pero que enroscado que sos a veces...

te voy a dejar un link a ver si te das cuenta de la importancia de la simpleza.

Fecha 1.5.07

http://ehcitef.blogspot.com/search/label/peliculas

Mai dijo...

Y sì...el tiempo desdibuja tardes, noches y mates, y dos, o tres, o en tal caso, no sé.

LLegó, y eso es lo que importa, enredado, en fuego, círculo y devenir, pero llegan tus letras.

Es muy lindo, te felicito.

J dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Pituco dijo...

upa que bueno descubrir este rincon para venir a leer un rato.
Un agardable momento he pasado aqui, pasate por el bar la casa invita