lunes, 23 de julio de 2007

Cosas que se quedan en el fondo del agua

Cosas como palabras, claro, como todo se resume en palabras. Se parecen a esa mugre de las peceras, se hunden, se estancan, se quedan sin pena ni gloria, ni uso. Son aburridas, fofas, pesadas, cualunques, rusticas y desarticuladas. Cosas como esas que no duran mucho tiempo en la superficie del discurso, ni siquiera en una confesión o en un poema. Son las que se decantan por ser las mas dificiles, las que caen frente a la opción y la razón. Son las que anteponen la inquietud antes que cualquier otra cosa. Esas palabras que están dejando de existir, son las que quiero empezar a decir, pero no puedo. Están idas.
Están en la punta de mi lengua, en el fin de mis dedos, en el principio de mis ojos. Son aquellas que con los años, fueron tierra de pecera y que, por ende, son habitantes insignificantes y sucios. Se sienten como quien sostiene una navaja con los dientes y en su mínimo suspiro produce el corte en su boca. Son mis prohibidas y renegadas, son el insulto del insulto. Son lo que no me anime a decirte tantas veces. Son lo que ahora no existe. Pobre diablo sin palabras, sin cosas que decir, sin termino y sentido. Imbécil de voces obsoletas y razgadas. Pobre animal mudo.
Esas cosas o tipos extraños que se quedan en los pasillos, aguardando a que las llames. O que esperan en las esquinas, esperando a que te se acerques. O, para el caso, esas cosas que se quedan en el fondo del agua, esperando a que las limpies. Limpiar palabras con palabras, una profesion dificil para vos.

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